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3 de octubre de 2008

No hizo falta Mota. Reseña de Manu Chao en Monterrey 2008. Tercera parte y ultima.

En los sanitarios muchas Teens completamente pedas vomitaban en las afueras y alguna que otra de ellas tiradas en el césped victimas del alcohol.

No faltaba el clásico guey que en cada boda desde su infancia la vive cagando y camina por todo el entorno haciéndose el pendejo.

Manu hizo referencia al lugar en el que estábamos diciendo que ojala no se convirtiera en un campo de golf. La realidad que con ese ruido cientos de pájaros no durmieron bien esa noche dentro de los muchos nidos. Mucha gente o la mayoría lo apoyo. No sabían cuanto daño ecológico estábamos haciendo con ese concierto.

Por su parte el ambiente estaba con madre. Después de aburrirnos con Marley antes de que comenzara el concierto ya el ambiente era de alegría, positivismo y toda la plebe estaba en contra de los gobiernos totalitarios. Bueno no todos, la realidad era que había muchos Juniors. Fabela no se contuvo y casi le dice a uno de ellos en la frente que el era uno de ellos.

Me dio mucha nostalgia el concierto. Con 4 cheves me sentía pedo. Era un sentimiento chido y medio alocado.

El momento estaba chido, de fondo el grupo daba el máximo, la gente la realidad no se sabia muchas rolas y la mayoría no estaba prendida y solo lo hacia en momentos. Enfrente de nosotros 3 Teens bailando casi medio concierto y se me hicieron X. Eran parte de la alegría de estar ahí. Pero eran acompañadas por lo que pienso la hermana mayor de por lo menos una de ellas que bailaba en ocasiones sensual pareciendo estar en un Teibol. Su novio un posible Junior totalmente tieso y con ganas de irse desde que llego solo veía el concierto y ni la pelaba. El guey era el carga pendejadas. Portaba las cheves, las traía, portaba los vasos, portaba la bolsa de la vieja y portaba en la frente tatuado con laser la frase “Soy un puñetas y ¡Que!?”

Xochitl a falta de pila creo opto por ir al frente a captar con celular por el asunto de la luz algunas imágenes y de rato regreso.

A Fabela le entro la clásica nostalgia de hacer desmadre y me jalo para ir al frente. Casi corriendo entre la gente nos escabullimos haciéndose cada vez mas difícil mientras mas dentro llegábamos y al estar a unas 10 gentes de la barda nos sentimos cómodos ya que no estaban apretados. De repente de la nada circundante un vaso le dio en la cabeza a un guey que estaba a un metro de nosotros. Volteo y nos miro a algunos que estábamos detrás de el. Se volteo hacia el escenario y yo y Fabela curas totales. Dije “Pude haber sido yo”.

Se empezó a hacer una especie de Slam y Fabela volteo a verme. Nos miramos y no dijimos mas entramos al desmadre. La gente unas 4 o 5 hacia la malla eran protegidas por un miembro del Staff para que no salieran golpeadas. Por mi peso me sentí con madre, los gueyes se quitaban como trapos al tocarme. Perdí a Fabela después de que se calmo el desmadre y se volvió a hacer. Estuve un rato solo y me regrese con pato y Xochitl. Era la segunda despedida del grupo.

Había sido demasiado bueno el concierto solo opacado por el sonido y la organización. Lo atinado y viniendo del grupo fue realizarlo en la Huasteca. Caminar tanto no fue la molestia, mas bien fue como la onda de ir entre amigos y hacerse ver bien el momento tomando la finalidad de la fraternidad, mostrada por el grupo durante toda la noche.

De regreso todos estaban complacidos. Si lo pensáramos que si se hubiese hecho en la Arena el sentimiento generalizado hubiese sido distinto. No tanto por la Huasteca, si bien pudiese haber sido en el monte o en el desierto hubiera generado el mismo sentimiento.

No falto el pendejo que dijo que se sentía en Woodstock, el puñetas ni siquiera había nacido.

Ya habrá otro día en que vuelva.

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