Me he dado cuenta que a razón de cada 4 o 5 años me topo personas que en ese lapso tengo sin verlos. Lo extraño no es una persona en especial, sino toda una cantidad en un rango no mas de 3 meses.
Ayer vi en la tele a una pareja que encontró a un niño abandonado. El pelado era conocido, se llamaba Raúl. Raúl era uno de los mas pinches mentirosos que he conocido en mi vida.
Raúl era un auxiliar de almacenista que trabajaba en una empresa donde yo era su jefe. Tenia la cara triste y sus ojos siempre daban hincapié a sentir lastima por el.
El guey siempre sacaba excusa para llegar tarde. Su jefe inmediato era el Teniente, ya hablare de el después. El Teniente vivía en la colonia Casa Blanca y por ende en aquella época como trabajaba en una división por el Penal del Topo tenia que agarrar un camión que pasaba el Anillo Periférico por Félix Galván. En aquel tiempo no había puente y como no estaba regulado el paso del tren cada mañana se hacia un vil desmadre y llegaba tarde.
Una excusa para Raúl era de que el micro en que venia de la colonia donde el era que es La Alianza decía que se tardaba un chingo y por ende llegaba tarde. Otro día decía que el micro en el que venia se poncho y el que le seguía se había tardado un chingo. Otra igual solo que al querer agarrar el siguiente micro ya no le dieron chanza de subir por que había mucha gente.
La mas chingona del guey fue cuando su excusa llego al extremo, dijo que se le había atravesado el tren al micro. De la alianza por Lincoln, Fidel Velázquez y Rodrigo Gómez el único tren que se atravesaba era el metro y pasaba por arriba.
Mi jefe siempre abogaba por la gente, todo por mantener el presupuesto de rotación bajo. El guey se fue de vacaciones y estando al cargo corrí a la verga a Raúl. Había olvidado esa pinche cara triste hasta que la vi en televisión.
17 de febrero de 2009
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