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1 de octubre de 2009

Un día con Carlos Valdez.

Viernes.

Amanece y despierto por mi cuenta. No me importa poner despertador. Llego al jale a las 9:30 y como es costumbre en Taxi. Según yo lo dejaría pero ya todos los días lo uso.

En el jale todo es normal. Trabajo solo 3 horas diarias, el resto del tiempo me la pasó viendo documentales.

Mi plan para la noche es ir a una diez y ocho años al cual me invitaron (con invitación). Ello denotaba que era como un quince años pero este era un diez y ocho años. Se trabaja del hijo mayor de un camarada. Invito al árbol y juntos acordamos no decirle de la ocasión al Diokiz.

El Diokiz fue desterrado de las corbas por que no se controla a falta de cheve diaria, es decir, como ya no tiene lana para embriagarse cuando lo hace pierde el control y la empieza a cagar.

Para hacer tiempo de pasada le dije a Toño llantas para jugar billar en la casa y esperar a que llegara el árbol y seguir el cotorreo.

En el trayecto en la invitación venia el croquis. La ubicación estaba cerca del ojo del agua de Apodaca, en una quinta. El croquis era la peor guía que hubiese visto jamás. Una especie de guía de contra espionaje en una guerra para que no llegaras a tu destino jamás.

Tuvimos que pasar por un largo trayecto en medio del monte enlodado y a punto de atascarnos para llegar al lugar. Obviamente eso no estaba en el plan pero el Croquis nos había confundido demasiado.

Llegamos y el Toño se quebró ya que vio que la situación era muy familiar. Había cierto show en medio de la pista de baile. Se trataba del Show del recta, una ramificación… no recuerdo como se hacen llamar las viejas pero puta madre neta que en ese momento me quise ir al teibol. 5 hermosas teens le bailaban al festejado moviendo las caderas a tope.

Me topo el padre del festejado y supongo al no ver mas mesas me dijo que ya tenía mi mesa separada, la cual era la mesa principal del evento, mientras todas eran redondas esta era cuadrada y estaba al centro a un costado de la pista. Le dije que mas de rato no sentábamos, pero la realidad es que nunca lo hicimos a pesar de las constantes insistencias.

Había Corona lo cual hizo que el Toño culiara aparte de que tenia la troca del jale y no quería problemas con la antialcohólica. Eso lo hizo obviamente cuando se acabo el Show de las viejas que para ese momento pensaba si hacían bailes privados en el camerino del camión que las trasladaba.

La mesa principal seguía sola… nunca me senté. En esa familia sentarse en esa mesa representa el mayor respeto. Larga historia para contar que no lo hare. Si me hubiese sentado en la mesa hubiera provocado reacciones por el hecho de lo que representaba. Carlos Valdez en la mesa principal dirían… y se humillarían y quizás hasta no acabarse la comida se irían.

Ya totalmente pedos el árbol y yo terminamos en una mesa x acariciando un Rottweiler que era el vigilante de la quinta. Completamente desinhibidos no nos importaba lo que representaba el peligro de ese perro, sentíamos que era nuestro amigo.

Después de bailado el árbol con las primas y tías del festejado estaba en el clímax de hacer una cagason pero se controlaba. Ya acabándose el evento nos aventó en el trayecto a su casa el yerno del organizador.

Atrás, en una camioneta parados en medio de las chucherías del evento, iba con un pedazo de pastel. El árbol en una mano llevaba dos cheves y en otra su pastel que lo termino tirando en una brecha de Apodaca. Obvio, también orino al aire libre mientras la troca circulaba.

Ya por el rumbo de Sendero de Apodaca, terminamos en unos Tlaquepaque, ahí le di mi pastel y le dije que estaba muy bueno, para que se lo diera a su vieja y así comprobara que estaba conmigo. Esa es otra historia… la confianza que denota estar con Carlos Valdez.

Regreso en taxi a la casa, duermo sentado por el exceso de alcohol.

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