Chinguetas de Leyenda. La Segunda.

Erase un guey que se llamaba Héctor. Su jale era acompañar a un ruco adinerado y hacerle los mandados en general.

Dicho ruco murió y debido a la lealtad de Héctor le dejo toda su herencia. La familia del Ruco no se opuso, accedieron a que Héctor se quedase con todo. El Ruco había educado a sus hijos de tal manera que todos salieron adelante, además, de que les había inculcado una buena moral.

Así, Héctor ya tenia lana. Se compro una casa en las faldas del cerro de la silla y todos los días eran de fiesta. Pero eso no duro mucho.

A Héctor no le fue fácil tener lana de la noche a la mañana. La derrochaba y se agarro a una vieja la cual le hizo un huerco. Ella era la segunda, ya que el estaba “felizmente” casado. La segunda lo llevo a la banca rota quitándole toda su lana y su recién casa nueva. Aquel palo que se había aventado con la segunda había sido el mas caro de su vida.

Ahora Héctor es un taxista mas de la ciudad.